
Los libros de autoayuda se inventaron para los vagos, como yo. Antes, si me dolía un trocito del alma, me ponía a llorar, a amargar a mis amigos con mis penas, a sacrificar horas de alegría y de fiestas con miradas de agobio. Desde que encontré los libros de autoayuda, mi vida se ha visto transformada. Ahora no soy nunca infeliz. En cuanto siento que alguna tristeza o sentimiento molesto me agarra el vientre, me aferro a las páginas escritas con sencillez. No hace falta ni esforzarse. Se leen en seguida, así que me siento en cualquier esquina y leo. Leer es perfecto porque es algo que puedes hacer en todas partes. No necesitas a nadie y si eliges un libro de autoayuda, siempre te vas a sentir bien porque por un momento te habrás olvidado de todo. Y en eso consiste la felicidad, ¿no? En olvidarse de todo en un momento de atención. Por eso, los libros de autoayuda son una invención fantástica. Con el alcohol y otras drogas también te olvidas de todo, pero luego tienes efectos secundarios muy incómodos. Y además no haces más que pensar que si no es bueno para la salud, que si te vas a volver un alcohólico, que si patatín, que si patatán. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Con los libros de autoayuda te liberas del sermón, te sientes como un gran intelectual explorando un nuevo universo de letras. Y te miras al espejo todos los días para ver si algo ha cambiado y te convences de que sí, de que eres otra persona, más sabia, más auténtica, más presente o más "lo que sea que aparezca en el libro". Luego, te lanzas a la vida con esa alegría y durante una temporada todo va bien. Has encontrado tu camino y vas corriendo de alegría, abrazando a toda la gente que conoces, besando sapos y hormigas, admirando las flores de la vereda. Hasta que un buen día tropiezas con una piedra, la misma con la que tropiezas una y otra vez.
Y ves que no has cambiado nada, que sigues siendo el mismo, y el desánimo amenaza con apoderarse de ti. Entonces, te planteas si deberías cambiar de vida, pero te dices que no tienes tiempo ni ganas ni ninguna otra opción que seguir viviendo como vives porque así es la vida, la sociedad, tu circunstancia. En realidad, todos sabemos que no cambias porque, al fin y al cabo, eres un vago; pero como eres un vago muy listo, sabes dónde encontrar nuevo impulso, así que te vas a la librería y te compras un nuevo libro de autoayuda.