Dicen las buenas gentes que las imágenes valen más que mil palabras, pero en el paisaje cubano, las imágenes no aciertan a describir toda la gama de sensaciones que despierta en el viajero un lugar tan paradójico. Casi con alegría vi desaparecer mi cámara a espaldas de la seguridad del aeropuerto de La Habana. Aquel robo se convertiría en el impulso necesario para transformar en palabras un viaje tan enriquecedor. Como bien apuntaba Miércoles, es muy difícil hacerse una idea de un país en unos días. Por eso no quiero dármelas de entendida ni emitir juicios baratos. Mi intención es mostraros retratos temáticos de una Cuba concreta y subjetiva a la que tuve acceso.
No basta hablar de los edificios en ruinas de su capital, de la pobreza que se observa en sus calles ni de la precariedad interior de sus casas; ello sería como presentar un retrato en blanco y negro. Y los cubanos son unos enamorados del color, que añadirían al retrato con chistes y alusiones sexuales, con opiniones políticas dichas con desparpajo, con rencores desnudos hacia el vecino rico, con el orgullo de saberse pobre pero honrado y querido, con la tristeza y la angustia apenas contenidas en los ojos de una mujer que llora a sus nietos exiliados.
La primera parada de nuestro viaje temático será el sexo y la familia. La dueña de la casa particular donde me alojé parecía tener una imagen clara de las nacionalidades que visitaban la isla con intención de establecer relaciones sexuales con algún isleño. No mencionaremos ninguna aquí para no herir la sensibilidad de nuestros vecinos europeos. Su moral quedaba establecida del modo siguiente: en su casa había cabida para extranjeros con jineteras, extranjeras con jineteros, y parejas de homosexuales extranjeros, pero no para extranjeros homosexuales con jineteros cubanos.
Llevaba casada veinte años con su quinto marido. Decía que ella no soportaba la infidelidad y se había divorciado cuatro veces por este motivo. No obstante, las alusiones a la infidelidad, sobre todo masculina, fueron constantes durante todo el viaje y entre grupos de gente diversa. A veces tenía la impresión de estar viendo una de esas películas del Cine de barrio en las que el españolito de turno alardea de sus conquistas extramaritales. En otras ocasiones, me daba la sensación de formar parte del reparto como la sueca de esas películas, al ser observada y piropeada constantemente en español y en inglés, cuando no acompañada varios metros de calle por numerosos cubanos.
El significado del término de familia en Cuba es distinto al sentido anglosajón de la palabra e incluso al sentido latino del término. Según la norma anglosajona, las familias cubanas vivirían separadas, no sólo debido a los elevados índices de divorcio, sino también a la separación a la cual obliga el exilio o incluso a la emigración interior dentro de la isla. No obstante, el cubano no se muestra como un ser individualista y raramente se encuentra aislado de la comunidad. Ello lo facilita el sentido que el cubano parece tener de la familia, en el que los buenos amigos pasan a ser llamados y considerados hermanos y las personas mayores cercanas son los tíos. Los cubanos viven en comunidad y para la comunidad y, por tanto, crean sus propios núcleos familiares sin olvidar los vínculos consanguíneos que los unen a aquellos que viven lejos.
Hasta aquí hemos llegado hoy, pero continuaremos este viaje.
Muy interesante, de verdad : esperando segunda parte...
ReplyDeletePero ¿qué tenía la Señoriña en contra de los homosexuales cubanos? ¿Acaso alguna de las múltiples infidelidades de sus múltiples maridos había sido con uno de ellos? Puro cotilleo por mi parte...nada más.
Gracias, aire. Interesante pregunta, quizás ahí esté el quid de la cuestión ;-), aunque creo que más bien se trataba de cierta "moral" de andar por casa.
ReplyDeleteLa señora de los 4 divorcios, ¿hablaba de ellos con resentimiento o cómo simple circunstancia?
ReplyDeleteEl amor familiar, ¿es sincero o fundamentalmente "labia"?
Espero tu opinión, que, aunque sea subjetiva como dices,me interesa.
Curioso lo del sexo, pero me parece bien porque creo que le dan una trascendencia menor que en occidente.
Gracias DRuida y espero la siguiente parte.
Demián, tendría que volver a la isla para satisfacer tu curiosidad. :-) Sigue preguntando, eso me obliga a recordar un hermoso viaje. Lo del divorcio lo comentó de pasada, sin entrar de lleno en la cuestión, así que no se percibía resentimiento.
ReplyDeleteComo prueba del amor familiar (en sentido amplio) te diré que una maestra de escuela vivía y cuidó hasta que se murió a un "tío" lejano que estaba postrado y tenía muchísimos dolores en una casa pequeñísima donde el suelo del cuarto de arriba (en desuso por su mal estado) corría peligro de caer sobre la salita/cocina. Contaba la odisea de la larga enfermedad de su tío con lágrimas en los ojos. Hay por supuesto mucha labia, de ello no te quepa duda, pero la gente comparte su vida con otras personas, haya más o menos sentimiento, algo impensable en otras culturas.
¿Jineteros/as?. Conocí hace ya bastante tiempo a un señor gallego, afincaddo en Cataluña (Barcelona) que un buen día me dijo que el mundo se movía por tres cosas: Peseta, Puñeta y Bragueta.
ReplyDelete¿Será que Peseta/$ va en íntima comunión con la Bragueta?. Y a veces, para más INRI, con la Puñeta.
Vaya, seguro que ese gallego sabía lo suyo. Oye, ¿y de la panza no hablaba? Porque digo yo que la panceta algo moverá también, ¿no?
ReplyDeletePerdón por el retraso, no consigo entender la pregunta de la panza y la panceta, ¿Tienen otro significado distinto al literal?.
ReplyDeleteHola JP. Me refiero a la panza, por aquello de que una panza llena no es lo mismo que una vacía. Lo de panceta era para rimar con el dicho del gallego ese que conociste.
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