Si pudiese cambiar las líneas de tu vida,
caminar podrías erguida,
mas no serías tú
y me pesaría tu ausencia,
quizás ni me gustases,
quizás serías huérfana,
de mis palabras, de mis susurros,
de mi franqueza.
Si cambiasen las líneas de tu vida,
tus oídos no oirían las palabras dichas,
por mí, por todos, ahí afuera,
palabras que traicionan y te hunden,
y te cortan por dentro en pedazos ya rotos,
aunque te vean completa.
La noche llega, miña querida,
yo duermo y me revuelvo
consumida en remordimientos,
tú callas y finges con el alma herida.
Rescatar es la salvación sin razones
de la noche de las almas dulces,
y dignas.
Rescatar es la pasión de los muchos
enamorados de los templos,
y de Shiva.
Yo, muerta de dolor, sola y altiva,
paseo con Narciso mi lengua,
cautiva.
Yo, sola, sola, sola, me enfado con la vida
y rompo en dos palabras el sabor de tu alegría.
La noche llega, miña querida,
sola en mi lecho lloro deshecha
por palabras inocentes aunque airadas
que interpretas acosada sin salida.