Dios creÓ el mundo en seis días porque no teníA plazo de entrega: con una fecha impuesta, digamos, por Lucifer, el que lleva la Luz, habríA tenido que terminarlo en dos, puesto de merca como un pofesional; y tal vez Le habríA quedado mucho mejor. Porque a la hora de la verdad la chapuza que no te haga en dos días un pofesional enfarlopado no te la va a hacer nadie ni en seis ni nunca.
Dirán algunos de entre nuestra legión de lectores (gracias, papi) que un pofesional enfarlopado no es un profesional, y tienen razón, pero poca; y la poca que tienen carece de fundamento fuera de su propia versión, perfectamente prescindible y arbitraria, del orden.
No comprendo la II Ley de la termodinámica, especialmente en su enunciado científico (porque los enunciados científicos, como los jurídicos, tienen por cometido hurtarnos su entendimiento o bien reducirlo a la autorreferencia); pero Dexter me ha explicado que se traduce en la tendencia del universo al caos. También, que se basa en la observación, y no en teoría alguna. Pobre Dex. Ahora que Deb lo ha pillado llegándole al corazón a Travis Marshall --hasta el punto de que por fin puede decirse que se ha quedado sin cabos por atar--, sólo le faltaba que se le desordenasen las muestras que custodiaba en daddy’s box para comprobar hasta qué cruel punto cualquier tentativa nuestra de implantar un orden, por modesto y arbitrario que sea, es un sombrajo de lobato a merced del viento. El primero que puso las letras en orden alfabético las ordenó como le dio la gana. Chaos omnia vincit.
Dirán algunos de entre nuestra legión de lectores (gracias, papi) que un pofesional enfarlopado no es un profesional, y tienen razón, pero poca; y la poca que tienen carece de fundamento fuera de su propia versión, perfectamente prescindible y arbitraria, del orden.
No comprendo la II Ley de la termodinámica, especialmente en su enunciado científico (porque los enunciados científicos, como los jurídicos, tienen por cometido hurtarnos su entendimiento o bien reducirlo a la autorreferencia); pero Dexter me ha explicado que se traduce en la tendencia del universo al caos. También, que se basa en la observación, y no en teoría alguna. Pobre Dex. Ahora que Deb lo ha pillado llegándole al corazón a Travis Marshall --hasta el punto de que por fin puede decirse que se ha quedado sin cabos por atar--, sólo le faltaba que se le desordenasen las muestras que custodiaba en daddy’s box para comprobar hasta qué cruel punto cualquier tentativa nuestra de implantar un orden, por modesto y arbitrario que sea, es un sombrajo de lobato a merced del viento. El primero que puso las letras en orden alfabético las ordenó como le dio la gana. Chaos omnia vincit.
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