Absorta en la lectura de El halcón maltés, Mary Astor olvidó apearse en Argüelles, pero en lugar de sentirse contrariada, lo interpretó como un giro del destino; y teniendo asiento en un vagón rebosante de humanidad, resolvió seguir circulando hasta averiguar en qué punto de partida acabaría todo aquello.
Lo que hace la imaginación. El despiste dueño del destino, vaya, me suena.
ReplyDeleteHabía una peli, creo que se titulaba Sliding Doors, una de las primeras que hizo (la sosa de) Gyneth Paltrow, en la que retrasarse un segundo, o no, al ir a coger el metro no comportaba ningún cambio, o sí, en el destino de la protagonista; aunque probablamente no haya destinos ni designios que torcer y todo sea contingencia, fruto del azar. No, decididamente creo que no hay planes divinos, sólo humanos, estelas en la mar...
ReplyDeleteUna mujer que, por otro lado, siempre me pareció una floja, dijo que las frases con pluscuamperfecto de subjuntivo son las más inútiles en cualquier lengua. Si yo hubiera hecho esto...si hubiera conocido a...si no hubiera pasado lo otro...Sí, hay toda una retahíla de ficciones basadas en el pluscuamperfecto de subjuntivo, y pueden gustar más o menos, pero la verdadera matraca la dan quienes pretenden que esta forma verbal se convierta en núcleo del predicado:
ReplyDeletehttp://www.publico.es/068421/bando/republicano/guerra/civil