El mastín ha
aprendido, a golpes, el valor supremo de la autosuficiencia y ha encontrado en
la honestidad el secreto filosofal del drama sexual. Las cicatrices le han
enseñado a no declarar promesas, no exponer ruegos, no mostrar debilidades
importantes; se permite desvelar, a lo sumo, fisuras no estructurales que les
permitan a ellas un acomodo temporal en un teatro que lleva ya demasiadas
funciones como para cambiar de obra. Asombrado, ha ido percibiendo que no salían
corriendo, sino más bien al contrario, y enarbola la bandera de la mastinidad
en un mundo sin certezas que tiende al caos absoluto y a la muerte por exceso
de información. En ese mundo veloz y vaporizado, huérfano de distinciones
básicas, el regreso a una sutil inflexibilidad masculina remite a un pasado más
natural y, de nuevo, lacónico, silencioso, libre de la angustiosa necesidad de
proclamar constantemente una adscripción suicida al nuevo ecosistema
publicitario. No hay deuda donde no hay promesa, se repite a sí mismo, no hay
deuda donde no hay promesa.
El
mastín ha aprendido, a golpes, que la mujer, en el fondo, está harta de que le
pregunten todo, le pidan permiso para todo, le otorguen el papel de cazador y
le reconozcan de entrada la supremacía en un diálogo sin solución. Deconstruidos
y domesticados, sus compañeros de baile no son tan atractivos ni tan divertidos.
Temerosos, desprenden menos energía. Y acostumbradas a ordenar, las mujeres
pierden el control ante el rigor de una ausencia de necesidades expresada desde
el minimalismo; se entregan al azote mudo de una pasión casi prohibida, que el
mastín otea desde el torreón sagrado de su refugio marfileño. En un mundo donde
son los hombres quienes cocinan en la televisión, aparece contra todo
pronóstico la figura del homme fatal,
le mastin, cuyo cuerpo puede ser
disfrutado, pero cuyo corazón puro, fiel a una tradición milenaria, es
territorio vedado a la expansión femenina y quedará en un frasco para el
estudio y avance del dios Progreso.
Paintball y vibradores >>
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Hasta aquí la primera colaboración de nuestro nuevo fichaje Mastineras, que con Bolandina Gim dará empujones y aire fresco a delordenyelcaos este nuevo año, además de agitar el cotarro como es su obligación. Bienvenido, Mastineras
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