(Dedicado a Rayamanta, que bajo las arenas del fondo marino espera agazapada el estreno de la octava temporada el próximo día 30)
1. Jorge y Valerie Castillo, traficantes de esclavos (primera temporada)
Doble asesinato de nuestro héroe, que muy bien podría haber dado con sus huesos en el trullo. Pero nuestro héroe es un asesino con suerte: en el episodio siguiente un cubanito balsero en plan único testigo decidirá tomarlo por el Salvador en el último momento, ahorrándole la tremenda angustia que a un tipo tan sediento de orden forzosamente había de producirle el caos: encontrarse a merced de los caprichos de un nene afásico y adicto a los “patelito” (La Güerta dixit) supera todo lo tolerable. Recapitulemos: al principio Dexter solamente iba a matar a Jorge Castillo, que no era moco de pavo; pero lo que pasa siempre: le daba pena separar a una pareja, especialmente una tan compenetrada; y bueno, si en general el sentimentalismo acostumbra a ser ñoño, ridículo, tratándose de un asesino en serio ya se vuelve grotesco, hasta alcanzar cimas de comicidad insospechadas que, sospecha uno, en el fondo son el efecto buscado. En efecto, cuando Dexter oye a sus víctimas despedirse conmovidas el uno de la otra, declararse mutuamente su Amor, comprende que éste es nada menos que real, que su matrimonio funcionaba. Así que decide aprovechar en su propio interés ese conocimiento tan sencillamente dado al común de los mortales, pero que a él le parece un arcano indescifrable. Por eso, no teniendo nada que perder, antes de proceder a ejecutarlos les pide consejo sobre cómo pueden ayudarle a fingir amor por su Rita. Necesita salvar su relación, su coartada para no encajar en el perfil de psicópata. Atados a sendas mesas, los cónyuges se agarran al clavo ardiendo que, a su desesperado parecer, acaba de arrojarles el caprichoso Destino. Queriendo atisbar una posibilidad de salvar la vida, ven lo que quieren ver; revelan su sumisión y entrega absolutas contribuyendo ansiosos a revelar el Secreto; mercadean con su verdugo ofreciéndole una lección impagable pero a su pesar gratuita de how to fake it: ser auténtico llaman a fingir lo mismo que tu pareja, compartir un sueño.
2. Mi próxima víctima y el dentista aquel, Dan Mendell, que violó a mi próxima novia Lumen Pierce (quinta temporada)
La cosa es así: estás
tranquilamente sin meterte con nadie que no se lo merezca, practicando tu hobby de matar y descuartizar indeseables who won't be missed, at no
cost to the tax payer, cuando... Si es que el sistema no funciona, como sabe todo el
mundo; y qué más nordaca que la iniciativa privada. Laissez faire, laissez tuer, y al final el Sistema acabará funcionando, pues lo autorregula la Mano invisible etc. La naturaleza es sabia; y la economía, más. Sea como fuere, no dudes que en cuanto tengas a tu próxima víctima convenientemente anestesiada y envuelta en plástico, lista
para oficiar el ritual habitual en el interior de otra bolsa de ídem pero mayor, te sonará el móvil. ¿Dónde estás, Dexter?, que preguntaba tu novia antes de que te la
mataran en la bañera delante de tu hijo de meses. ¿Qué haces ahora mismo, maridín mío? Y tú, que si terminando un
proyecto, o allanando moradas o dropping someone you had to let go. Mujeres.
Siempre hay alguna; y cuando no, son dos o incluso más. Y tú, de duro, haciendo
lo que hay que hacer, no contestar el teléfono, esa cabina portátil imposible
de controlar, que te controla a ti delatando hasta tu ubicación geográfica. Pero entonces recibes una foto de las
que no necesitan texto: un tío a medio matar, chapuza caótica de tu próxima novia, la
cual, empezando a asumir su nuevo papel, no duda en echarte la culpa de la
situación. Si me hubieras ayudado, tal como te pedí, nada de esto habría
ocurrido. Y es que Dexter hay que verlo como lo que es en el fondo: una sitcom (que evoluciona).
Comedia sexy, porque hay que ver lo bien que le queda a la Lumen esa peluca
morena.
3. Ben y Roger, mala gente (sexta
temporada)
Pues sí, otro crimen doble, es
una debilidad, no sé si de Dexter o mía. Pero no se puede negar que dos a la
vez con sendos desfibriladores requiere una dextreza con equis. De las víctimas
no sabemos mucho ni falta que hace. Enrollados oficiales que van de que ayudan a los demás, pura izquierda altruista. Sin duda se lo merecen.
4. Lila West (a) Tournay, exnovia
pirómana (segunda temporada)
Gracias, romantic English woman,
por esa piel tan pálida, ese acento inglés tan sexy y las manos más bonitas que
jamás vi en una puta loca asesina. Gracias por deshacerte de Doakes, librándome
de un inesperado y turbulento conflicto moral, que resuelvo ahora cerrando el
ciclo con tu ejecución, la cual cumple escrupulosamente el código de Harry. Gracias por las excepcionales mamadas, Lila; pero admitamos
que te has convertido en un problema. Una cosa es intentar matarme a mí y otra
secuestrar a los niños de mi ex que me odia. Pero ¿tú que te has creído, hija
de la gran puta? Eso sí, en honor a los viejos tiempos, y por estar más buena que una burra en tiempo de guerra, te mataré en París, ¿a
que es romántico?, y te arrojaré troceada al puto Sena. Quedará bien en la biografía de
toda una artista como tú. Y te pondré la epidural, como a las parturientas. Ni te vas a enterar. Verás qué bien.
Recuerdos a las lampreas.
5. Fred Bowman “Freebo”, traficante de
heroína ¿…o era Óscar Prado, heroinómano? (tercera temporada)
Vas a matar a un tipo y acabas
matando a otro (el cual iba a matarte a ti). Un asunto del todo imprevisto, que te obliga a
improvisar, dejar huellas de tu presencia, incluso tu ADN en un chicle; bueno, bueno, hasta el propio cadáver de tu víctima. Todo tan espontáneo, tan arriesgado, tan undexterous. La única manera de
poner orden en el caos es volver a intentar el plan A con la bayoneta marca guerra
de Vietnam que el azaroso plan B te ha puesto entre manos. A lo mejor esta vez
tienes más suerte y las piezas encajan en el puzle. Incluso puede que tu víctima te haga la gentileza de desnudarse ella misma para
facilitar los trámites... << Mis disculpas por el doblaje italiano. Los autollamados “actores” de doblaje,
esos reos de leso arte, no deben de tener un director que les aclare que a Dexter su psicopatía le dicta un pensamiento y un habla monocordes. Él jamás se apasiona.
6. Miguel Prado, fiscal del Estado de
Florida, hermano del anterior (temp. 3)
(y Ramón Prado, que no se
descuide). Tan malo, que hasta después de muerto sigue jodiendo a base de bien.
El que avisa no es traidor. Al menos no se busca coartadas morales: al que se le cruza
mal se lo quita de en medio y a otra cosa. Friends forgive? Go figure.
7. Ray Speltzer, sadistic psycho-rapist
(season 7)
“Speltzer may have a lizzard
brain like me, but his shortcoming is, he doesn’t have much of a human brain”. That
note he left for me before, when he tried his cat-and-mouse game on me, read: “Run”. Run? I don’t run, I make other people run… However, I do run if there’s
a mad bull coming at me with an ax. Running or not, the outcome is predictable. If I had incinerated him alive, this would
be top 1. Too much for Showtime, I’m guessing. The slides? They were no longer
in Order anyway.
8. Arthur Mitchell, the Trinity Killer
(season 4)
Or do I kill in fours? I forget.
Point is, you should have killed me earlier. Now’s too late. The deed’s already
done, it's all over. You’re such a child. Or had anyone else actually laughed at you while
lying helpless on your table?
9. Brian Moser, the Ice-Truck Killer,
aka older brother Biney (season 1)
You have to kill me because you know I'm right. "You're the one who needs to be set free, little brother".
10. Travis Marshall, the Doom’s-Day
Killer (season 6)
The most brutal eye-opener, your
blindfold dropped with a slap the stronger you were trying to tighten it. Go tell
your stepbrother that you are in love with him. Because he should know, right? You like the
truth so much, you just came across more of it than you’ll ever need to know or be able to handle. Nothing will ever be remotely okay again. In fact it never was since that first kill: the neighbour's dog.
No comments:
Post a Comment