Al principio era el Caos infinito, hasta que llegó la Gea, con su soberbio par de bufas, hogar seguro de cuantos inmortales dioses, fuente de todo Orden, moran las nevadas cimas del Olimpo. Al fondo de Gea está el tenebroso Tártaro. Eros, el más hermoso de entre los dioses, ablanda a las perras y endurece a los mastines, insuflando la insensata voluntad en sus corazones. Del Caos surgieron Érebo y la negra Nix, que echaron un polvo bien echado, del que nacieron Éter y Hemera. Gea parió al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así morada siempre segura de los felices dioses, esa panda de salidos. Ya puestos, parió también a los grandes Ourea, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en boscosos montes; y al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, en este caso, no se sabe por qué, sin mediar el grato comercio.
Un poco puta ya salió la Gea, que chingando con Urano alumbró: a Océano, de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe, de áurea corona, y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Cronos, de mente retorcida, el más terrible de los hijos, quien se llenó de un intenso odio hacia su padre. Ya que se había metido en canción, la coneja de la Gea parió también a los Cíclopes, de soberbio espíritu, a Brontes, a Estéropes y al violento Arges, que regalaron a Zeus el trueno y le fabricaron el rayo.
Éstos en lo demás eran semejantes a los dioses, pero en medio de su frente había un solo ojo, con su niña y todo, no confundamos.
Cíclopes era su nombre por eponimia, ya que en efecto un solo ojo completamente redondo se hallaba en su frente. El vigor, la fuerza y los recursos presidían sus actos. También de Gea y Urano nacieron otros tres hijos enormes y violentos cuyo nombre no debe pronunciarse: Coto, Briareo y Giges, monstruosos engendros. Cien brazos informes salían agitadamente de sus hombros y a cada uno le nacían cincuenta cabezas de los hombros, sobre robustos miembros. Una fuerza terriblemente poderosa se albergaba en su enorme cuerpo. Qué queréis que os diga: a mí este cuento de Hesíodo con Gang Bang incluida me resulta mucho más comprensible, verdadero y entretenido que la presuntamente científica cosmogonía del Big Bang.
he vuelto a visitar este blog despues de meses y no doy credito. Todo son polvos, pajas y hasta fotos de ahorcados con la polla tiesa. Tu tambien, energu. Aparte de que pareceis enfemos mentales, como sigais asi no os leera nadie
ReplyDeleteY al que escribe en ingles no le entiendo pero veo por todas partes fuck fuck fuck fuck...... Lo vuestor es obsesion!!!
ReplyDeleteLibertas adservans titulum nostra.
ReplyDeleteFuck, fuckity-fuck.
Pues yo considero muy interesante la línea adquirida
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