El Tiempo progresivo no existe. Está ahí sólo en la medida en que creemos en él y al hacerlo le concedemos la Existencia, ese concepto de a veinte euros que los sacerdotes inventaron para Dios, pues ser, haber o estar les parecían demasiado llanos para apuntalar el Gran Tinglado Civilizador montado a su propia imagen y semejanza. Antes de inventarse una burguesía con que sustituir al Antiguo Régimen no se trataba tanto d'épater le bourgeois como d'intimider le paysan.
El filósofo John Zerzan lo explica así: el tiempo no es absoluto, no puede discurrir o correr en relación consigo mismo. Para poder ir de A a B, como se alega que hace, necesariamente debe transcurrir por alguna referencia, relacionarse, relativizarse. Es falso que haya un Tiempo lineal como Magnitud absoluta, aunque desde que empezaron a aparecer los primeros relojes en las fachadas de las Catedrales lo midamos en fracciones cada vez más minúsculas. Satisface nuestra necesidad de Orden. Deifica so la fe del carbonero una línea imaginaria, convencional, no autorreferente. Alimenta el falso Ídolo del Progreso, con su nefasta secuela de Utopías preinfernales, como religiones alternativas, tanto más perniciosas cuanto menos advertidas, que matan más que el (puto) cáncer. "Pero ¿cómo pueden ocurrir estas cosas en pleno siglo XXI?", se oye a veces; y no hace falta poca credulidad para rezar tales oraciones; pues si esas cosas ya ocurrían, p. ej., en el siglo VI, ¿por qué iban a dejar de ocurrir en éste o en el XLIX? ¿Debido al Progreso?
Que nooo, que NO hay Progreso. Yaaa, ya sé que jode aceptarlo. Pero curte.
Reflexionemos un momento sobre la expresión ‘paso del tiempo’. Puesto que el Concepto de Tiempo al que por Fe nos sometemos no es Dimensión absoluta, sólo puede existir, como Magnitud medible sostenida por la Fe, en relación con otra Magnitud como el Espacio. El Tiempo literalmente tiene que pasar por algún sitio para que se noten los que por pura Fe llamamos efectos de su paso: un huevo se fríe en dos minutos (¿efecto del Tiempo o del Fuego?), se hierve en cinco, se pudre en un mes, etc. Pero si no tiene por donde pasar ni sobre todo monos autodotados de Pensamiento Abstracto (no sabían qué hacer con las manos) que lo midan minuciosamente para así hacerse falsas ilusiones de Orden, entonces el Tiempo se vuelve insignificante en la ecuación. Eso explican, en relación con el Espacio, las teorías de Einstein, que no comprendo. Bueno, veo lo del tren a la velocidad de la luz, el pasajero y el jefe de estación, pero ya advierte Sabato que precisamente ese tipo de simplificaciones nos aleja más que nada de la explicación. Con tan desdichado intento de llaneza, la Teoría de la Relatividad empieza a dejar de ser tal desde el momento en que a lo peor creíamos empezar por fin a comprenderla. Más valdría decir que, como todo sucede al mismo tiempo, no hay tal sucesión, sino paso advertido por nuestras vidas. Pero la Percepción de este paso no existiría si optáramos por no apercibirnos, haciéndole caso omiso; si no nos sometiéramos a la falsa abstracción de un Tiempo lineal, creyendo p. ej. que el paso del tiempo nos mató a la abuelita, cuando en realidad había cumplido su Ciclo para regresar a la Nada de la que salió (afortunada ella). Todo es proceso inmutable, también el tiempo. Bastaría que decidiéramos dejar de computarlo, de sumar días y años que son siempre el mismo día y el mismo año; y desde luego lo que de ninguna manera hacen es progresar hacia lugar alguno. Pero ¿qué Civilización podría sostenerse sin la numeración, adición, sustracción, multiplicación y división de entidades iguales luego intercambiables?: cien ovejas, el año 2012 de nuestro Señor, 15.000 millones de euros, el 71 por ciento de nuestro cuerpo, los incalculables intereses de la deuda exterior.
Aunque para sobrevivir en Civilización todos nos sometamos en mayor o menor medida al Tiempo convencional como reducto necesario del Orden, lo cierto es que nuestra principal forma de ordenamiento, la lógica racional humana —ese paupérrimo recurso simiesco, con el lenguaje ayudándolo como un ciego guiaría a un tuerto— no deja de susurrarnos, pelmazo pero atinado cual cónyuge inmisericorde en la oscuridad del lecho nupcial: "no hay tiempo, no hay tiempo, no hay tiempo"…
Que nooo, que NO hay Progreso. Yaaa, ya sé que jode aceptarlo. Pero curte.
Sí existe el tiempo circular, no progresivo, de los Ciclos naturales; el tiempo que no sabe que es Tiempo como la elefanta no sabe que es elefanta: las estaciones, las fases de la Luna, la rotación y traslación de la Tierra, el embarazo de una elefanta, nuestras vidas/muertes. Pero ¿por qué, si no fue por irracional Fe en el Tiempo como ente absoluto, y en el Dios como Orden supremo que es su consecuencia, íbamos a someternos a una Magnitud lineal que en rigor no es? Una mujer tiene la misma necesidad de saber que su embarazo dura nueve meses que la que tiene una elefanta de saber que así la bautizó Adán cuando le dio por poner nombre a los animales una tarde que estaba aburrido. Fue lo primero que hizo, el hombre, para imaginarse que entendía algo, como un científico hablando de protones, neutrones, electrones para fingir cual chamán o hechicero que sabe lo que dice. Por no hablar de entenderlo, pues ¿qué va entender un trilero del pensamiento mágico? En el principio fue el Verbo. El escritor como mago, que decía el bueno de Alan Moore.
Reflexionemos un momento sobre la expresión ‘paso del tiempo’. Puesto que el Concepto de Tiempo al que por Fe nos sometemos no es Dimensión absoluta, sólo puede existir, como Magnitud medible sostenida por la Fe, en relación con otra Magnitud como el Espacio. El Tiempo literalmente tiene que pasar por algún sitio para que se noten los que por pura Fe llamamos efectos de su paso: un huevo se fríe en dos minutos (¿efecto del Tiempo o del Fuego?), se hierve en cinco, se pudre en un mes, etc. Pero si no tiene por donde pasar ni sobre todo monos autodotados de Pensamiento Abstracto (no sabían qué hacer con las manos) que lo midan minuciosamente para así hacerse falsas ilusiones de Orden, entonces el Tiempo se vuelve insignificante en la ecuación. Eso explican, en relación con el Espacio, las teorías de Einstein, que no comprendo. Bueno, veo lo del tren a la velocidad de la luz, el pasajero y el jefe de estación, pero ya advierte Sabato que precisamente ese tipo de simplificaciones nos aleja más que nada de la explicación. Con tan desdichado intento de llaneza, la Teoría de la Relatividad empieza a dejar de ser tal desde el momento en que a lo peor creíamos empezar por fin a comprenderla. Más valdría decir que, como todo sucede al mismo tiempo, no hay tal sucesión, sino paso advertido por nuestras vidas. Pero la Percepción de este paso no existiría si optáramos por no apercibirnos, haciéndole caso omiso; si no nos sometiéramos a la falsa abstracción de un Tiempo lineal, creyendo p. ej. que el paso del tiempo nos mató a la abuelita, cuando en realidad había cumplido su Ciclo para regresar a la Nada de la que salió (afortunada ella). Todo es proceso inmutable, también el tiempo. Bastaría que decidiéramos dejar de computarlo, de sumar días y años que son siempre el mismo día y el mismo año; y desde luego lo que de ninguna manera hacen es progresar hacia lugar alguno. Pero ¿qué Civilización podría sostenerse sin la numeración, adición, sustracción, multiplicación y división de entidades iguales luego intercambiables?: cien ovejas, el año 2012 de nuestro Señor, 15.000 millones de euros, el 71 por ciento de nuestro cuerpo, los incalculables intereses de la deuda exterior.
También la Ciencia es una patética tentativa humana de ordenar el Caos, hacernos la ilusión de que entendemos algo sólo porque le hemos puesto uno de nuestros Nombres, como Adán; incluso que podemos dominar la Naturaleza, como estúpidamente creía el Cliché Guevara, criminal fanático de Utopías progresistas exactamente equivalentes al Infierno en la Tierra, y quiere creer tanto che de barra que venera a prudente distancia distopías mejor cuanto más lejanas, pero ya habría que ver, ya, cuánto Tiempo lineal las toleraría en su (puta) casa.
Sueño atemporalmente con la involución de dejar las Cosas como están, renunciar a cambiarlas sin antes cerciorarse de tener algo verdaderamente mejor con qué sustituirlas; y aunque así fuera, no cambiarlas tampoco, que cuanto más las intentan cambiar, más las joden los infernales bienintencionados del "otro mundo es posible" (¿será posible una izquierda más gilipollas?). Porque no hay ningún Progreso, sólo círculos en nuestra cíclica vida de primates consentidos. Todo pasa al mismo tiempo. Principio y Final, Génesis y Apocalipsis, son Uno solo, como en el Big Bang; y en el azaroso Caos que avienta nuestras vidas no hay más Orden que aquel en el que depositemos nuestra Fe de monos asustados.