El Mundo Today

2009/10/30

El vago y los libros de autoayuda

Los libros de autoayuda se inventaron para los vagos, como yo. Antes, si me dolía un trocito del alma, me ponía a llorar, a amargar a mis amigos con mis penas, a sacrificar horas de alegría y de fiestas con miradas de agobio. Desde que encontré los libros de autoayuda, mi vida se ha visto transformada. Ahora no soy nunca infeliz. En cuanto siento que alguna tristeza o sentimiento molesto me agarra el vientre, me aferro a las páginas escritas con sencillez. No hace falta ni esforzarse. Se leen en seguida, así que me siento en cualquier esquina y leo. Leer es perfecto porque es algo que puedes hacer en todas partes. No necesitas a nadie y si eliges un libro de autoayuda, siempre te vas a sentir bien porque por un momento te habrás olvidado de todo. Y en eso consiste la felicidad, ¿no? En olvidarse de todo en un momento de atención. Por eso, los libros de autoayuda son una invención fantástica. Con el alcohol y otras drogas también te olvidas de todo, pero luego tienes efectos secundarios muy incómodos. Y además no haces más que pensar que si no es bueno para la salud, que si te vas a volver un alcohólico, que si patatín, que si patatán. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Con los libros de autoayuda te liberas del sermón, te sientes como un gran intelectual explorando un nuevo universo de letras. Y te miras al espejo todos los días para ver si algo ha cambiado y te convences de que sí, de que eres otra persona, más sabia, más auténtica, más presente o más "lo que sea que aparezca en el libro". Luego, te lanzas a la vida con esa alegría y durante una temporada todo va bien. Has encontrado tu camino y vas corriendo de alegría, abrazando a toda la gente que conoces, besando sapos y hormigas, admirando las flores de la vereda. Hasta que un buen día tropiezas con una piedra, la misma con la que tropiezas una y otra vez.

Y ves que no has cambiado nada, que sigues siendo el mismo, y el desánimo amenaza con apoderarse de ti. Entonces, te planteas si deberías cambiar de vida, pero te dices que no tienes tiempo ni ganas ni ninguna otra opción que seguir viviendo como vives porque así es la vida, la sociedad, tu circunstancia. En realidad, todos sabemos que no cambias porque, al fin y al cabo, eres un vago; pero como eres un vago muy listo, sabes dónde encontrar nuevo impulso, así que te vas a la librería y te compras un nuevo libro de autoayuda.

2009/10/22

Himno caótico (estribillo)

¡Caos, esto es puro caos!
¡Embriagaos, embriagaos!
¡Líos, os metéis en líos!
¡Arrepentíos! (¿Arrepentíos?)
¡Feos!, ¿feos?, ¡feos, más que feos!
¡Embruteceos, embruteceos!
Sin abstracciones es Libertad.
Concretamente pensad, pensad.

2009/10/19

Reflexiones

Tras una pausa pesada dentro de los cánones de una dicha romana austera, recordé el peso chocante del veneno que despide la lanza. Sabiendo a ciencia errónea la incredulidad de los que maldicen el dogma y atendiendo a los sinsabores cotidianos de una vida sin aliento, descubrí el heno de los depósitos humanos. Una palabra: libertad. Una expresión: desprovisión de actos. Una dicha: bendición de vivir. Ateridos los miembros debida a la antigua costumbre de atar las manos al escribir, juego simplemente mientras mi ánima flota en el aire, ligera, al son de un cantautor rezagado, que me agarra el ser desde dentro. Fugaz es esta vida que marronea la luz del principio, del origen primero y uno.

2009/10/14

Ritual de lo habitual o elogio del destiempo

Tengo amigos aquí en Santander que a partir del 31 de agosto dejan de ir a la playa. Ya no toca. Subyace aquí cierto horror al caos o algo peor: una indisimulada servidumbre gregaria, su demasiado humana necesidad de sentir el calor de la manada, como si la playa sin gente cerca ya no fuera playa. Estos amigos míos no saben lo que se pierden, porque de hecho la playa a destiempo es más playa, quiero decir que hay más de ella, igual que un día libre es más libre si los demás trabajan o unas vacaciones en octubre saben más a vacaciones.
A destiempo llegó también este año, al menos en la Rioja, la vendimia. De toda la vida para el Pilar se seguía vendimiando, pero este año por San Mateo ya estaba recogido todo el tempranillo, que nunca lo fue tanto.
Yo prefiero la garnacha porque es más rara, más áspera, más impredecible, menos productiva (un poco como el que suscribe). Ella va por libre y nunca se prevé si su primer mosto podrá ofrecerse con fervorosa puntualidad a la puta Pilarica™. La puntualidad periódica como rito religioso. Por algo los primeros relojes públicos aparecieron en las fachadas de las catedrales. Por algo también es posible establecer una relación directa entre la exactitud de los relojes públicos de un país y su grado de desarrollo económico, el nuevo tótem fideísta. No en vano esta adoración del tiempo está en la raíz misma de la destrucción de la naturaleza, incluida la naturaleza humana, sin la cual, por supuesto, nada somos.

Extemporáneamente borracho de vino joven, me arranqué con una jota a la Virgen©. Fue una jota obscena, obscenamente mal cantada y, naturalmente, a destiempo. Yo creo que a la Virgen no le gustaron; es más, de haberle gustado, me preocuparía, sobre todo por Su virginidad, que una cosa es conservarla post partum y otra solazarse con la rijosidad de la Ribera. El público tampoco me aplaudió. ¿Por lo mal que canté? No, otros cantaron peor y el respetable, que tampoco era abstemio, fue generoso con el aplauso. Lo que pasa es que yo sólo canté una y todo el mundo, claro, pensó que estaba calentando antes de pasar a mayores desgranando lo mejor de mi repertorio. El ritual de lo invariable. Un jotero minimalista como yo es algo que descoloca. Además, me estaba mofando del Hecho Diferencial Riojano, y eso sí que es sagrado. Ya se sabe que en España no hay imbécil que no se considere «distinto». Si a esto se suma que no cabe un imbécil más, el panorama se presenta de lo más atemporal.
Hay por la tele pública un programa presentado invariablemente por bellezas clonadas, intercambiables, muy sanas pero muy sosas, como el pan sin sal. Estas sacerdotisas del tiempo presumen de conceder a «todas las voces» exactamente el mismo: 59 segundos; y es de ver cómo todos los invitados consumen avaramente hasta el último de ellos, llegando a inclinarse serviles en persecución del micro cuando, cumplido el Inexorabilis Tempus, aquél se retrae y encoge hasta desaparecer, como el miembro de Rubalcaba. El día que alguna de estas barbieperiodistas tenga la funesta idea de invitar a mi voz a los famosos 59 segundos de la concha de su abuela, prometo acabar en 9 y consumir los 50 restantes haciendo lo mejor que se puede hacer con el tiempo. ¡Perderlo! Y en el momento menos oportuno.
Creo que hoy volveré a bañarme en el Cantábrico.

2009/10/09

Ironías de la vida

La esfera gira con una vertiginosidad que da vértigo al piloto de la nave. Incontrolables ambas, sabe que en breve se besarán mortalmente en mitad de la galaxia y será su fin, The End. Sorprendido ante la rapidez con la que se han desenvuelto los acontecimientos, sigue con los ojos fijos en la bola giratoria y se olvida de recordar a su familia y todas aquellas cosas que han ocurrido en su vida y merece la pena recordar. Sabe que es el fin y se niega a creérselo a un tiempo. Por eso, no le sorprende comparar el movimiento de la esfera con las atracciones de la fiesta de su pueblo y se echa a reír con ganas. Le gustaría estar en la esfera y no en su nave. Seguro que el subidón de adrenalina era mayor. La nave se había detenido en mitad del espacio y todos los miembros de la tripulación habían fallecido debido a circunstancias poco precisas. No obstante, la mente del piloto no podía estar más lejos de aquellos pensamientos. Seguía en la feria de su pueblo y pensaba que, por primera vez en su vida, la nave le recordaba a aquellas de las fiestas, en las que los asientos se movían arriba y abajo, sacudiéndolos como si fuesen filloas con cinturón de seguridad. Volvió a reírse en mitad…



The End

2009/10/05

Summa Theologica

El primero que ordenó el abecedario en orden alfabético lo puso como le dio la gana: alfa, beta, gamma, delta... Así pues, empezaremos nuestra contribución al orden caótico con un tema ligero, de variedades, de TVE1; y desde luego por la delta mayúscula: ¿existE Dios, nuestro Señor, Él, Ello, la Razón Última que ordenA el caos y todo lo gobiernA, como una oficina de correos? Coño, claro que sí: no en vano la existencia es uno de Sus atributos. Si Es omnipotente, ¿cómo no vA a existir? Es más, el verbo existir se inventó para Dios, como la pedagogía se inventó para engañar a los niños o, en nuestro días, a “la ciudadanía” (me parto). Pero el pueblo habla de otra manera; como mucho dice: “No hay Dios”. Eso de existir huele a teología, a filosofía, a hechicería, a jerga de curas, políticos, psicopedabobos. Todos al mismo saco de sombras chinescas sobre las rocas de la caverna.
Lo de la omnipotencia es muy socorrido. Andaba la red alborotada, enfurecida, enfurruñada, energumenizada con discusiones entre darwinistas y creacionistas; pero ¿y el marco de la discusión? ¿Merece la pena discutir con un fideísta esgrimiendo argumentos racionales? ¿No es como jugar al baloncesto con piezas de ajedrez, mezclar dos ligas? Si Dios Es omnipotente, ¿qué le cuestA crear el universo en seis días y dedicar el octavo a esparcir por ahí unos fósiles para poner a prueba la fe o la estupidez del hombre?, que decía Ernesto Sábato. Fue Nietzsche quien mejor delimitó el debate al decir, en el prólogo a La gaya ciencia, que Dios no creÓ al hombre a Su imagen y semejanza. Fue al revés.
Conclusión racional: Dios existE, pero meramente como (necia) pretensión humana de ordenar el temido caos.
Conclusión fideísta: Dios existE, es el Sol. ¿O es que el Sol no existE? ¿Podemos encender una pipa con él? ¿Podemos vivir sin Él? Joder, si lo miras y te enceguece; pero si las plantas se postran ante él sin que nadie más se lo mande. Aunque omnipotente no Es. Pues mejor que mejor. Ni Dios puedE lograr que una cosa sea a la vez ella misma y su contraria, o que todas las posibilidades se realicen a la vez. La heliolatría, he aquí un credo digno de abrazarse. Pero con protección alta, no se me quemen el interior del codo. Lo mejor del Sol, la sombra.
Conclusión energuménica: conviene blasfemar; y para ello conviene que Dios existA. Coño, claro. No nos vamos a cagar en Tor y en Odín. El desahogo no es igual.